miércoles, 12 de noviembre de 2014

Carta de Andres Pino

Casa Blanca, 01 de Noviembre de 2014

Estimados hermanos:
Estoy muy agradecido a todos y cada uno de ustedes por su apoyo incesante en beneficio de la obra de Dios. Ustedes son parte vital de este ministerio mediante sus oraciones y sus ofrendas. Aquí les dejo un breve informe de las cosas que me han estado aconteciendo durante mis primeros días.
Llegué a Marruecos el día miércoles 15 de octubre a las nueve de la noche. En el aeropuerto tuve algunos inconvenientes con la policía, quienes me detuvieron un buen rato. Por un momento pensé que no pasaría, me hacían muchas preguntas pero yo no entendía nada de lo que me decían ni ellos a mí. Así que después de tres largas horas de espera y con la paciencia agotada, me puse a orar y le di gracias a Dios por haberme permitido por lo menos pisar suelo marroquí, le dije que si su voluntad era que no me dejen pasar entonces yo estaría dispuesto a aceptarla de buena gana.Lo maravilloso es que después de haber orado, no pasaron ni cinco minutos y uno de los policías me llamó, escribió algo en mi tarjeta de emigrante y me dijo que pasara por la ventanilla para que me sellen el pasaporte. Por fin pude pasar, sentí un gran alivio y le di gracias a Dios porque su voluntad es buena perfecta y agradable.
Actualmente estoy viviendo en Casa Blanca, la cual es una de las ciudades más pobladas de Marruecos con más de seis millones de habitantes. Mi principal meta por ahora es aprender el idioma, y para alcanzar ese objetivo estoy llevando tres horas diarias de clases por las mañanas, y por las tardes salgo practicar lo aprendido. También estoy haciendo viajes a lugares un poco más rurales para aprender a movilizarme y a la vez involucrarme con las personas. En uno de esos viajes pude conocer a un hombre llamado Mohamed con quien nos hicimos rápidamente amigos ya que él sabía hablar español. Al despedirnos yo le regalé un video de la vida de Jesús y él me dio un beso en cada mejilla, esto me sorprendió un poco pero luego recordé que eso aquí es normal y es una señal de amistad.  Así que yo seguí gozoso mi camino y él el suyo.
Me despido con la esperanza de poder volver a escribirles y a la vez dejándoles algunas peticiones de oración. Oren por favor para que Dios me dé paciencia y mucho  entusiasmo para seguir trabajando arduamente con el idioma. Oren para que Dios me ayude a amar a la gente de este lugar, y oren por este país para la Palabra del Señor se siga predicando.
Que el Señor les bendiga.

Andrés Pino.
Andrespino100@gmail.com

Cel: 00-212-618235869

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